Are you bored yet?

Are you bored yet? It has been a constant question from friends, family, and other people… and my answer is, not yet… I have found many things to do, and even if I don’t look for them, they come, so there is no time to get bored. Many are surprised with my answer, I always tell them, “It is simple. You must find something which will help you to create and re-create yourself.”

This need for us to silence all the “noise” round us, the visual noise, as well as the auditory noise, and the sensory noise. We need to begin to train our senses to be still in order to allow God to be heard. For many who know me, you know that it is really preferable for me to go out and socialize. Considering the situation, however, I understand that spending more time with the priests with whom I live, talking with them, and praying with them, helps me and helps us to be more centered in the hope that comes from becoming a community, a family. Just consider that the absence of the Holy Mass is helping us to realize that the Eucharist is meant to be shared. It must be celebrated in community. It builds the community.

I celebrate the Holy Eucharist every day. It tears my heart out to think that I have the opportunity to receive every day the greatest gift for all Catholics, the Body and Blood of Christ, and how many of my fellow brothers and sisters can not do it. This reality calls me each day to try to be more centered during the celebration of the Eucharist. It calls me to spend more time in prayer and silence… all of it for so many of my brothers and sisters, who would love to receive Jesus, but are unable to because of the situation.

Nevertheless, this is an invitation for me, and you all, to connect with each other through prayer. A prayer that allows us to feel united even when we are distant, a prayer that brings our hope to the foreground. In this time, we may feel like the disciples on the way to Emmaus: “We were hoping that he would be the one to redeem Israel; and besides all this, it is now the third day since this took place.” It has been a couple of weeks since we have had a public celebration of the Eucharist, but we have no time to waste in recognizing the presence of Jesus who walks with us.

My challenge and invitation are: what can you do to let Jesus walk with you during this time? Are you actively praying and spending time with God? I assure you all, I pray for all of you whom I know, and those I do not know. I guess we have to be united by our prayer and our desire to see the risen Christ guide us through these difficult times. Consider that the generation of our parents and grandparents is the most affected by this situation. They are the last generation to be constant participants in the life of the Church. What will happen after they are gone? Is the Holy Eucharist going to become a “live streaming” option as many other services? A Christian community must be more than a virtual reality. Many will argue that Social Media is the way to go in giving the opportunity to people to access the Holy Sacrament of the Mass. That got me thinking: what is the difference between the live-streamed Mass and any other show on Netflix? You may call me closed minded and archaic, but I am of the belief that we have to dedicate time to personal encounters; personal encounters with God, with our brothers and sisters, and with ourselves. Therefore, I guess that we need to start practicing now in our families how to build community and create encounters in order to be ready to do so when we are able to come together as a Christian family.

¿No te has aburres todavía?

¿No te has aburres todavía? Ha sido una pregunta constante de amigos, familiares y otras personas ... y mi respuesta es que aún no ... He encontrado muchas cosas que hacer, e incluso si no las busco, vienen, así que no hay tiempo aburrirse. Muchos se sorprenden con mi respuesta, siempre les digo: “Es simple. Debes encontrar algo que te ayude a crear y recrearte mismo".

La necesidad de silenciar todo el "ruido" que nos rodea, el ruido visual, así como el ruido auditivo y el ruido sensorial. Necesitamos comenzar a entrenar nuestros sentidos para estar quietos y permitir que Dios sea escuchado. Para muchos que me conocen, saben que es realmente prefiero salir y socializar. Sin embargo, teniendo en cuenta la situación, entiendo que pasar más tiempo con los sacerdotes con los que vivo, hablar con ellos y orar con ellos, me ayuda y nos ayuda a estar más centrados en la esperanza de convertirse en una comunidad, una familia. Considera que la ausencia de la Santa Misa nos está ayudando a darnos cuenta de que la Eucaristía está destinada a ser compartida. Debe celebrarse en comunidad. Tiene que construir la comunidad.

Celebro la Sagrada Eucaristía todos los días en la capilla de la casa. Me desgarra pensar que tengo la oportunidad de recibir todos los días el mejor regalo para todos los católicos, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y pienso en tantos de mis hermanos y hermanas no pueden hacerlo. Esta realidad me llama cada día a tratar de estar más centrado durante la celebración de la Eucaristía. Me llama a pasar más tiempo en oración y silencio ... todo ofrecido por muchos de mis hermanos y hermanas, a quienes les encantaría recibir a Jesús, pero no pueden hacerlo debido a la situación.

Sin embargo, esta es una invitación para mí y para todos ustedes, para conectarnos a través de la oración. Una oración que nos permite sentirnos unidos incluso cuando estamos distantes, una oración que pone nuestra esperanza en primer plano. En este momento, podemos sentirnos como los discípulos en el camino a Emaús: “Esperamos que sea él quien redima a Israel; y además de todo esto, ahora es el tercer día desde que esto sucedió ". Han pasado un par de semanas desde la celebración pública de la Eucaristía ha sido cancelada, pero no tenemos tiempo que perder para reconocer la presencia de Jesús que camina con nosotros.

Mi desafío e invitación son: ¿qué puedes hacer para que Jesús camine contigo durante este tiempo? ¿Estás orando activamente y pasando tiempo con Dios? Les aseguro a todos, que rezo por todos ustedes a quienes conozco y por aquellos que no conozco. Creo que tenemos que estar unidos por medio de nuestra oración y nuestro deseo de ver a Cristo resucitado que nos guía a través de estos tiempos difíciles. Considera que la generación de nuestros padres y abuelos es la más afectada por esta situación. Ellos son la última generación en ser participantes constantes en la vida de la Iglesia. ¿Qué pasará después de que se hayan ido? ¿Sera que la Santa Eucaristía se convertirá en una opción de "transmisión en vivo" como muchos otros servicios? Una comunidad cristiana debe ser más que una realidad virtual. Muchos argumentarán que las redes sociales son el camino a seguir para dar a las personas la oportunidad de acceder al Santo Sacramento de la Misa. Eso me hizo pensar: ¿cuál es la diferencia entre la Misa transmitida en vivo y cualquier otro programa en Netflix? Puede llamarme de mente cerrada y arcaico, pero creo que tenemos que dedicar tiempo a los encuentros personales; encuentros personales con Dios, con nuestros hermanos y hermanas, y con nosotros mismos. Por lo tanto, creo que debemos comenzar a practicar ahora en nuestras familias cómo construir una comunidad y crear encuentros para estar listos para hacerlo cuando podamos unirnos como una familia cristiana.

Tiempo sin la Eucaristía

La actual emergencia sanitaria nos impide participar en la Sagrada Eucaristía. El Papa Francisco llamó a la Eucaristía la "Oración por excelencia". Dijo en su serie catequética en noviembre de 2017, la Eucaristia es "lo más alto, lo más sublime y, al mismo tiempo, lo más" concreto”. De hecho, es el encuentro con el amor con Dios a través de su Palabra y el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor ". Ser privado de este banquete sagrado es, sin duda, doloroso para muchos. Sin embargo, no hay mucho que podamos hacer debido a las circunstancias, y antes de que podamos volver a participar de la Sagrada Eucaristía, debemos soportar la situación actual.

Sin embargo, hay formas que podrían ayudarnos a aliviar esta situación:

a) Participación de las transmisiones en línea, de televisión o de radio de la celebración Eucaristíca. Cuando participamos de la Eucaristía de esta manera, debemos recordar que no estamos viendo un programa de entretenimiento. De hecho, estamos buscando un encuentro con el Señor. El silencio, un lugar bien dispuesto y un corazón comprometido deben acompañarnos en esta acción. Debemos permanecer atentos, sin distracciones. Sin teléfono, sin comida, sin charlas ... debemos recordar que no estamos viendo ni escuchando la celebración de la Eucaristía como meros consumidores. No es un video o una canción, en realidad es una invitación a profundizar nuestra pertenencia a Dios, a pesar de que no podemos consumir físicamente el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

b) Hacer realidad la presencia de Jesús en medio de nosotros a través de nuestra oración familiar. Esta práctica requiere que regresemos a la experiencia de las primeras comunidades cristianas: "Se dedicaron a la enseñanza de los apóstoles y a la vida comunitaria, al partimiento del pan ya las oraciones" - Hechos 2:24. No podemos participar de la Eucaristía, pero podemos sentarnos, reunir nuestros pensamientos, silenciarnos y orar intencionalmente. Aquí, somos los actores del encuentro con Dios. Supongo que tenemos que recordar el Rito Bautismal donde se dice: “Ahora te unge con el crisma de la salvación, para que, unido a su pueblo, puedas permanecer para siempre como miembro de Cristo Sacerdote, Profeta y Rey. " Participamos del sacerdocio de Jesús, y todos estamos llamados a difundir el amor de Dios. Tenemos la responsabilidad de preservar y propagar la fe. Recordemos el libro de Deuteronomio: “toma estas palabras mías en tu corazón y alma. Átalas en tu brazo como una señal y deja que sean como un colgante en tu frente. Enséñeles a sus hijos, hablando de ellos cuando esté en casa y cuando esté fuera, cuando se acueste y cuando se levante, y escríbalos en los postes de sus casas y en sus puertas ... "- Deuteronomio 10:18 -20.

Esta pandemia, lamentablemente, nos priva de la oportunidad de participar en la Eucaristía. Sin embargo, nos da la oportunidad de crecer en nuestra fe, en nuestra unidad con Dios. Los invito a dedicar tiempo a:

• Ejercicio: mantén tu cuerpo sano. Recuerda que el ejercicio es tan importante como una buena comida y noche de descanso.
• Come adecuadamente: incluso si estás angustiado, recuerda que mantenerse al día con las comidas balanceadas ayudará a tu salud en general.
• Descansa: no hagas nada, sí, no hagas nada.
• Habla con alguien: pasa más tiempo con tus hijos, tu esposa, tu esposo. Conócelos.
• Jugar juegos de mesa: está conectado a hablar con alguien; jugar juegos nos da la oportunidad de relajarnos, hablar y entretenernos.
• Silencio: pasa tiempo contigo mismo. Apaga todas las distracciones, a saber: celular, televisión, computadora, radio y permítete sentirte cómodo sin ninguna de estas cosas.
• Meditación: aquí, te invito a que leas la lectura del día. Hay tantas aplicaciones y sitios web donde puedes obtener las lecturas del día. Pasa tiempo con la Palabra de Dios. Léela, déjela a un lado por un momento y vuelva a leerla. Pregúntese: ¿Qué me está invitando Dios a hacer hoy?
• Ora: puedes decir el Santo Rosario, tu novena favorita, la Coronilla de la Divina Misericordia; pero no olvides hablar con Dios desde tu corazón. Dile tus miedos, tus sueños, tus aspiraciones. El nunca decepciona.

Realmente te invito a profundizar tu fe a través de tu vida de oración. Es posible que no podamos hacer tantas cosas que nos gustan, pero no pierda su tiempo. Úsalo para crecer en aspectos de tu vida que pueden haber estado descuidados durante este tiempo de emergencia; "Porque él dice:" En un tiempo aceptable te escuché, y en el día de salvación te ayudé ". He aquí, ahora es un momento muy aceptable; he aquí, ahora es el día de salvación”- 2 Corintios 6: 2.

¡Mis oraciones por todos ustedes!

Time Without Holy Eucharist

The current health emergency prevents us from partaking in the Holy Eucharist. Pope Francis called the Eucharist  “Prayer par Excellence.” He said in his catechetical series in November 2017, it is “the highest, the most sublime and, at the same time, the most ‘concrete.’ In fact, it’s the encounter of love with God through His Word and the Body and Blood of Jesus. It’s an encounter with the Lord.” Being deprived of this Holy Banquet is, without a doubt, painful for many. However, there is not much to do due to the circumstances, and before we can partake again of the Holy Eucharist, we must endure the present situation.

Nevertheless, there are ways that could help us to alleviate this situation:

a) Partake of the online, T.V., or radio transmissions of the celebration of the Eucharist. When we partake of the Eucharist in this way, we must remember that we are not watching or listing a show. We are indeed searching for an encounter with the Lord. Silence, a well-disposed place, and a committed heart must accompany us. We must remain attentive without distractions. No phone, no food, no chitchat… we must put in the back of our minds that we are not watching or listening the celebration of the Eucharist as mere consumers. It is not a video or a song, it is actually an invitation to deepen our belonging to God, even though we are unable to physically consume the Body and Blood of Jesus.

b) Making real the presence of Jesus in our midst through our family prayer. This practice requires from us to go back to the first communities: “They devoted themselves to the teaching of the apostles and to the communal life, to the breaking of the bread and to the prayers” – Acts 2:24. We are not able to partake of the Eucharist, but we can sit down, gather our thoughts, silence ourselves, and intentionally pray. Here, we are the actors of the encounter with God. I guess we have to remember the Baptismal Rite where it is said: “He now anoints you with the chrism of salvation, so that, united with his people, you may remain for ever a member of Christ who is Priest, Prophet and King.” We partake of the priesthood of Jesus, and we all are called to spread the love of God. We have the responsibility towards the preservation and propagation of the faith. Recall the book of Deuteronomy: “take these words of mine into your heart and soul. Bind them on your arm as a sign, and let them be as a pendant on your forehead. Teach them to your children, speaking of them when you are at home and when you are away, when you lie down and when you get up, and write them on the doorposts of your houses and on your gates…” – Deuteronomy 10:18-20.

This pandemic, sadly, takes away our opportunity to participate in the Eucharist. Nevertheless, it gives us the opportunity to grow in our faith, in our unity with God. I invite you to actually dedicate time to:

• Exercise: keep your body healthy. Remember that exercise is as important as a good meal and a good night of sleep.
• Eat properly: even if you are distressed, remember that keeping up with balanced meals will help your overall health.
• Rest: do nothing, yes do nothing.
• Talk to someone: spend more time with your kids, your wife, your husband. Get to know them.
• Play board games: it is connected to talking to someone; playing games gives us the chance to relax, talk, and entertain ourselves.
• Silence: spend time with yourself. Shut down all distractions, namely: cellphone, T.V., computer, radio, and let yourself be comfortable without any of these things.
• Meditation: here, I invite you to get the reading of the day. There are so many apps and websites where you can get the readings of the day. Spend time with the Word of God. Read it, put it aside for a bit, and go back to it. Ask yourself: what is God inviting me to do today?
• Pray: you can say the Holy Rosary, your favorite novena, the Chaplet; but don’t forget to talk to God from your heart. Tell him your fears, your dreams, your aspiration. He never disappoints.

I really invite you to deepen your faith through your prayer life. We may not be able to do so many things we like, but don’t waste your time. Use it to grow in aspects of your life you may have been neglecting during this time of emergency; “For he says: ‘In an acceptable time I heard you, and on the day of salvation I helped you.’  Behold, now is a very acceptable time; behold, now is the day of salvation” – 2 Corithinans 6:2.

My prayers for you all!